El reflejo fracturado del yo

En DismorfiaExploro el cuerpo como imagen inestable: estirado, doblado, reflejado. Estas fotografías no son sólo distorsiones visuales; son paisajes psicológicos. A través del reflejo, de superficies manipuladas, intento hacerme eco de la disonancia entre cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos perciben. La obra se enfrenta al deseo de controlar el cuerpo, de remodelarlo, de encontrar la armonía en su asimetría. Aquí, la belleza reside en el fallo, en el momento en que la forma se disuelve en la ficción.

El cuerpo no está fijo. La mirada nunca es neutral. En un mundo obsesionado con la simetría y la perfección, intento desmontar el mito de la forma "ideal". No fotografío cuerpos, sino su alteración. Estas imágenes no son distorsiones. Son verdades demasiado complejas para los espejos lineales.