El nicho es un espacio de repliegue tranquilo, donde el silencio se siente en el tejido, los rincones y la respiración.
Una mujer se apoya en una cortina, se envuelve en una silla o descansa a la luz entre dos habitaciones. La serie retrata la conexión táctil entre el cuerpo y su entorno, no como una representación, sino como una presencia silenciosa. Es el teatro privado de la soledad cotidiana.
Burak Bulut Yildirim encuadra momentos íntimos que parecen no haber sido expuestos. Una mujer se acurruca en la esquina de un sofá; otra permanece velada por la luz de la mañana. Las texturas cobran protagonismo: el peso de las cortinas, la suavidad de las sábanas, la quietud de un pasillo. La obra evoca la quietud de los interiores de Vermeer, la vulnerabilidad de las fotografías de Nan Goldin y los ambientes domésticos de Chantal Akerman. La cámara observa sin entrometerse; su mirada es distante pero amable. La luz natural y los colores suaves conforman el ambiente de cada escena.
No se trata de un ejercicio de nostalgia. Por el contrario, las imágenes rastrean cómo la nostalgia se instala en los rincones y la quietud se imprime en las paredes. Aquí, los cuerpos forman parte de la historia de la habitación. Algunas figuras se aferran a los bordes de la mesa como si sostuvieran un pensamiento; otras parecen disolverse en los pliegues de la ropa de cama. El tiempo se ralentiza deliberadamente. Niche revela el interior tanto de los espacios como de las emociones. Cada impresión de edición limitada es un artefacto de esta intimidad entre una persona y un lugar.
Las obras más recientes de Burak muestran partes del cuerpo femenino con un contraste extremadamente alto y en fusión con la textura; sin embargo, sus obras que muestran figuras femeninas completas en interiores transmiten una sensación de estrategia psicológica y teatral hacia la comprensión de la relación entre las figuras y el espacio.
Aedra Fineart - Michael Hanna. Artículo completo: https://www.aedrafinearts.com/single-post/burak-bulut-yildirim