En el Ecotono el cuerpo se convierte en parte de un paisaje vivo, difuminando los límites entre la piel, la tierra y la luz del sol. En lugar de escenificar la naturaleza, la imagen invita a una coexistencia táctil con ella.

Ecotone

El cuerpo como frontera

Burak Bulut Yıldırım's Ecotone sitúa el cuerpo desnudo como un umbral que oscila entre la naturaleza y la cultura, nunca fijo, siempre en transformación.
Fotografiadas a lo largo de 15 años en diversas zonas climáticas, estas imágenes se niegan a considerar el cuerpo como objeto de una nostalgia pastoral. En su lugar, aparece como compañero de la luz, el suelo, el agua y el viento, una superficie sensible más que un símbolo.
Aquí, la desnudez no es una representación, sino un encuentro táctil con la gravedad, la humedad, la clorofila.
De Courbet El origen del mundo a los torsos escultóricos de Weston, de las antiguas Afroditas a los gestos ecofeministas contemporáneos, la serie resuena con ecos de la historia del arte sin verse confinada por ellos.
Las composiciones de Yıldırım descentralizan la figura humana; la atención se desplaza hacia la curva de un árbol, la superficie de una piedra o el soplo de la niebla.
No se trata del paisaje como fondo, sino como coexistencia, una atmósfera en la que colaboran la piel y el tiempo.
En algunos fotogramas, la claridad se disuelve en el desenfoque, invitando al espectador a una suspensión sensorial más que a una resolución narrativa.
El proyecto ya ha aparecido en dos exposiciones anteriores: Landsnude (Grecia, 2015), desarrollado en colaboración con cinco alumnos de Yıldırım; y Sólo Tú Estás Cerca, Cuando Todo Está Lejosconcebido durante la pandemia como un gesto de añoranza ecológica.
En lugar de idealizar el desnudo, Ecotone celebra el cuerpo sudoroso, empapado por la lluvia y manchado de tierra, colocando epidermis y ecosistema en una coreografía compartida.
No trata de representar la naturaleza, sino de respirar con ella, haciendo del cuerpo un lugar de paso, un mapa orgánico de pertenencia.

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